Si , me hinché las pelotas. Al mejor estilo John Galt, me voy a la mierda.
La aceleración que ha tomado el autoritarismo y la prepotencia del Régimen en las ultimas semanas me ha hecho perder todas las esperanzas de que se pueda volver de todo esto.
Despues de 5 años , 3586 posts y casi 600,000 visitas me harte de pelear contra esta manga de facinerosos.
Fue un placer haber conocido a todos los que anduvieron por el blog en estos tiempos. A muchos los conocí personalmente , lo que me enriqueció enormemente. A otros , sólo a traves del intercambio cotidiano de comentarios, lo que tambien fue una muy grata experiencia.
Espero seguir viéndolos a todos por los blogs que solemos frecuentar.
Chau, felicidades.
(A continuacion transcribo el editorial de La Nacion del 12 de Mayo, que en gran medida me indujo a hacer el click final.)
“La costumbre de tildar de "destituyentes" desde el Gobierno a quienes critican o se oponen a sus políticas o a los jueces que buscan poner límites a los abusos de poder se relaciona con la típica tendencia de los gobiernos despóticos a victimizarse. Esa actitud esconde la perversa intención de cercenar las libertades individuales y perpetuarse en el poder.
La iniciativa de diputados nacionales del oficialismo para que el Estado se apropie de la mayoría de la empresa Papel Prensa y la probable intervención del Grupo Clarín por parte de la Comisión Nacional de Valores (CNV) anticipan nuevos desvíos hacia un terrorismo de Estado que hablan a las claras de que el único proyecto golpista es el que encarna el actual grupo gobernante para avanzar sobre el sector privado, pasando por encima de cualquier garantía constitucional y violentando la seguridad jurídica. Ni siquiera puede decirse que se trata de un proyecto de país; apenas pasa por consolidar un proyecto de poder que el Gobierno no dudará en seguir cimentando con su mayoría automática en el Congreso o avanzando hacia un auténtico esquema totalitario cuando encuentre obstáculos constitucionales en el camino.
Cada paso que da el Gobierno no hace más que agravar las tendencias y deteriorar aún más la confianza. Sin una conducción económica unificada a cargo de técnicos con autoridad ni un programa coherente y creíble, predominan los impulsos intervencionistas, prepotentes y cortoplacistas como los del secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno. En su imaginación, la inflación se combate congelando precios y amenazando a comerciantes y productores. Y como esas fórmulas no arrojan resultados positivos, para el Gobierno la culpa es siempre de estos últimos.
Estas simplificaciones reduccionistas son lamentablemente aceptadas por una parte no menor de la población. . En la Argentina kirchnerista el catálogo de "enemigos del pueblo" comprende, entre otros, al complejo sojero, a los "capitales concentrados", los especuladores, los "monopolios mediáticos", los que viajan a Miami y muchos otros que suelen aparecer repetidamente en los discursos presidenciales. Sin estos "malvados" no se podría construir la dialéctica amigo-enemigo impuesta en el relato oficial de los últimos diez años.
Integrar ese lote de sectores demonizados desde el atril presidencial les crea una indefensión frente a las arbitrariedades de la AFIP, la UIF, la CNV o la Secretaría de Comercio, e incluso frente a un sistema judicial presionado y amenazado por el Poder Ejecutivo. Así, la política del miedo instrumentada desde el Gobierno explica en parte la escasa resistencia ofrecida por gran parte de los sectores empresarios.
¿Qué puede esperarse en este escenario con denuncias de corrupción cada vez más graves y menos rebatibles? Hay una brecha cambiaria que se acerca al ciento por ciento, un déficit fiscal creciente financiado con emisión y un deterioro institucional que ha aislado a la Argentina del mundo y de la inversión. La crisis se presenta como inevitable si no cambian profundamente las políticas. No parece que esto vaya a suceder a la luz del reciente anuncio del proyecto de blanqueo de moneda extranjera no declarada por argentinos, que por sí solo distará de generar una recreación de la confianza perdida. Por lo tanto, y como ya ha ocurrido más de una vez en el pasado, el ajuste se producirá desordenada y traumáticamente.”