miércoles, 4 de julio de 2012

El problema no son los politicos.

Hoy escuchaba a alguien quejarse de que en este pais  mas alla del desastre Kirchnerista , no hay oposicion que te presente una alternativa posible.

Yo creo que el problema no son las alternativas ( hoy todas malas ) , sino la cabeza del argentino promedio, que cree que ESTO es lo que funciona. Pueden oponerse al kirchnerismo y detestar a la viuda y sus secuaces , pero en general apoyan estas politicas colectivistas "nacionales y populares" mal llamadas progresistas.
Y no hablo del que cambia su apoyo por un plan social o por el chori y la coca. Hablo del que sesudamente razona y deduce que esto es lo que  esta bien.
Por eso , por mas que cambien las "alternativas" no kirchneristas ,  el problema esta del otro lado del mostrador. No es la mercaderia si no el cliente. El problema no es la oferta politica sino la demanda.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Más claro, echale agua; lo comparto totalmente. Solo una crisis de tal magnitud, que la sociedad sienta que realmente puede desaparece como nación; tal vez, solo tal vez pueda hacer que le cambie el coco a este pueblo

perez dijo...

Yo crei que la crisis de 2001/2002 era finalmente ese click. Tenia todos los ingredientes: Confiscaciones , devaluacion , inflacion , violencia , renuncias, saqueos , clase politica dividida. Nacio el "que se vayan todos".
Y no se fue nadie...y nadie chisto.
A las pocas semanas estabamos todos mansitos de nuevo.
No way my friend. Si en 2001 dejamos pasar la oportunidad...

Anónimo dijo...

Coinicido en parte con el razonamiento, pero tengo una teoría propia, que quizás suene descabellada: somos masoquistas desde el momento mismo de la concepción de nuestro ser... al argentino promedio, le gusta vivir así, como estamos viviendo desde que el país es país. Nos encanta que nos caguen, nos lleva al orgasmo que nos rompan el culo con medidas que nos matan y sobre todo, estamos felices por el asado del domingo o la semana de vacaciones en el hotel del sindicato en algún lugar del país.

Y sobre todo, no hemos aprendido a defendernos. Aceptamos como si fuera la palabra divina los designios de cada pelotudo que dice gobernarnos y de sus inútiles, ineficaces e ineficientes secuaces.

(Creo)

meg@radio.