miércoles, 23 de febrero de 2011

Publicado en el Washington Post hace una semana.

“No hay aspecto de nuestra vida, sin importar cuán íntima sea, que la religión insista sin verguenza en su derecho de controlar. A quién se puede amar, a quien desear, con quiénes se pueden expresar físicamente los sentimientos: en tales restricciones a nuestra libertad la religión toma su forma más insistente e intrusiva. Pero eso no se detiene aquí, la religión no limita su control a nuestras obras, o incluso a las palabras: no, la invisible Policía del Pensamiento de la religión nos persigue sin escrúpulos, incluso en los más recónditos rincones de nuestra mente y hay que estar preparados para ser condenados por nuestros pensamientos. Ni siquiera el gobernante más atroz o el dueño de esclavos más brutal de la historia ha alcanzado tales extremos de tiranía: la religión no nos da ninguna privacidad, no hay donde esconderse, no hay libertad para tener incluso un pensamiento fugaz, sin que sea inmediatamente conocido - y juzgado por - una dictador cósmico. La religión es la esclavitud definitiva: es la esclavitud de la mente, la esclavitud al temor del juicio divino y la condenación. La ironía diabólica consiste en el hecho de que "juicio divino" y "condena" son ellos mismos los inventos de la religión: primero la religión crea y perfecciona exquisitamente el miedo, y luego cínicamente se declara el libertador única e indispensable de él.”

(articulo completo)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

En gran parte del mundo, no hay obligación (ni directa, ni implícita) de profesar una religión. A pesar de que soy ateo, no comparto lo del artículo, ya que el profesar una religión es una desición muy personal.

Gran blog !

perez dijo...

no anonimo, el articulo no habla de la obligacion de profesar una religion. Sino de las obligaciones que una religion le impone a los que la siguen.
Justamente compara a religion con las peores tiranias. Dice que no hay tirano que te coarte mas la libertad y te controle mas tu vida que una religion.