Unas palabras sobre el muerto. Fue un hombre muy capaz en su propio beneficio. Hizo una carrera política meteórica. En apenas veinte años, fue intendente de Río Gallegos, gobernador de Santa Cruz, presidente de la Nación y presidente en la sombra. Tanto poder tenía al dejar formalmente la presidencia que se dio el gusto de poner a dedo a su esposa en el sillón de Rivadavia. Fue un hábil político y un jefe. Su astucia y capacidad para explotar las circunstancias políticas y personales de sus opositores fue notable. Para muestra basta un botón: llegó a presidente con apenas el 22% del voto y jamás pudo nadie disputarle el poder. No fue un hombre de Estado. Gobernó sembrando cizaña, aisló el país del mundo y lo empequeñeció. En este caso para muestra también basta un botón: hace diez años, el PBI argentino era de u$s 300.000 millones y el brasileño de 700.000 millones; en la actualidad, el PBI argentino es de u$s 400.000 millones y el brasileño excede los 2 billones. En una década, el peso económico relativo de Argentina cayó a la mitad (de un 40% a un 20%). Lo peor del caso es que Kirchner veía este desarrollo como algo normal y hasta inevitable
jueves, 28 de octubre de 2010
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3 comentarios:
grandes palabras.
Bué,por lo menos uno que no se vistió de hipócrita! Los que hasta hace 10 minutos lo puteaban hasta en arameo andan ahora profiriendo loas. Me dan más asco que el mismo Kirchner!Llámense a silencio y punto! es lo mejor que uno puede hacer cuando no hay nada bueno para decir.
Ana
ana, mira mi ultimo post. Justamente habla exactamente de eso.
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