Néstor Kirchner le ha legado a su esposa la tormenta perfecta.
Millones de pobres, rehenes de planes sociales, pendiendo de la delgada soga de la bonanza económica. Ya pretérita.
Kirchner era un ladrón astuto. Un político. Quizá más atrevido. De los que en lugar de tres gallinas, se llevan el gallinero entero, junto con el jardín y con la casa.
Muerto el ladrón, Cristina hizo lo único que podía hacer. Rodearse de gente tan absurda como ella.
Toda gente que se ha quedado entrampada entre la ideología y el dinero. Girando inútilmente hacia la nada. Porque constituyen un oxímoron. Son de River y de Boca al mismo tiempo. Y no se puede.
Predican la revolución pero depositan en Cayman Islands. Aman su boato pero lo exhiben obscenamente ante los que ni comen. Nunca supieron cómo escaparse de esa trampa.
Pero no creas que es solamente hipocresía. Es, también, haber sostenido una ideología opuesta a la vida que llevaron. Y a todo lo que robaron. Son veteranos de la vida, con cerebro adolescente. Muchachos viejos.
Kirchner sabía que estaba estafando al mundo. Cristina se cree que de verdad está haciendo una revolución. Y ahí está el grave problema.
"Cualquiera hace socialismo con plata ajena" dijo la presidente hace unos días.
Y se lo creía. Nunca advirtió que estaba hablando de sí misma. De la 1050. De los Fondos de Santa Cruz. De los retornos de los subsidios. De la narcosolidaridad bolivariana.
Esa es la trampa que entrampa al gobierno todo, y guillotina a la República. El gobierno se tomó en serio la sanata de Néstor. Y el tuerto se murió sin avivarlos.
Pero está claro que, a esta gente, el régimen kirchnerista (que terminó en el 2010), la utilizó durante una década. Rehenes electorales de Néstor Kirchner durante 7 años. Vasallos de una reinecilla absurda por 5 más.
A estas alturas está claro que al país no le hacía falta Cristina Kirchner.
El ministerio de propaganda oficialista sembró tanto falso relato entre la gente que hoy día los propios kirchneristas (los que quedan) no entienden de dónde sale toda esta gente que, simplemente, va y se lleva lo que se quiere llevar. A como dé.
Sistemáticamente engañados por Cristina Fernández cuando lloraba al reinaugurar las piletas de Ezeiza y les contaba que el criadero de chanchos de San Luis era una epopeya histórica, o cada vez que anunciaba algunos nuevos centenares de miles de créditos para viviendas que jamás llegarían.
Siempre invocándolo a “Él”. Un santo que de muerto hizo lo mismo que en vida: defraudó a todos sus devotos.
Pero está claro que, otra vez, un sector de la población se hartó de estar harto. Primero fue la clase media alta, luego el campo, luego la clase media completa, desde el empleado al gerente, luego los trabajadores sindicalizados, y ahora los más pobres. Cada uno a su manera salió a la calle.
Y creo que, a estas horas, todos tenemos las mismas incógnitas.
1 comentario:
Esto no tiene arreglo; o mejor dicho, esto va a terminar a los tiros; eso espero. Creo que la sociedad argentina debería sufrir algo muy grave, que nos despierte de una buena vez para salir de este esperpento de populismo que nos legó el grandisimo HdeP que fue perón. Pero si los argentinos no pasamos por ese infierno que nos haga cambiar, siempre va a aparecer un nuevo dicipulo de aquel HdeP y nunca vamos a rpogresar - Juan
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