Está sentado sobre la gran cubierta de un camión, en Santiago del Estero. La mirada extraviada, los ojos grandes y coloridos, como si ya no tuviera más lágrimas que derramar. Así está desde hace horas Adrián Salto, el padre de las tres criaturas fallecidas en el accidente entre un ómnibus y una camioneta, ocurrido ayer, en el que murieron otras cuatro personas y se registraron más de 50 heridos, en la ruta 34, cerca de Sunchales, Santa Fe.
Salto es, además, el esposo de Alejandra González, madre de los chicos muertos en el choque, que viajaba con ellos en el ómnibus y que hasta el cierre de esta edición se encontraba internada en grave estado.
Adrián había ido a despedirlos en la Terminal de Omnibus de La Banda, en Santiago del Estero -ciudad en la que residen-, a las 22 de anteayer. Su esposa y los tres hijos iban con la finalidad de cumplir con una promesa a la Virgen de Luján, por la recuperación de una grave enfermedad de uno de los niños fallecidos. Los otros dos son un mellizo de ese pequeño, de dos años, y una niña, de seis años.
Salto es, además, el esposo de Alejandra González, madre de los chicos muertos en el choque, que viajaba con ellos en el ómnibus y que hasta el cierre de esta edición se encontraba internada en grave estado.
Adrián había ido a despedirlos en la Terminal de Omnibus de La Banda, en Santiago del Estero -ciudad en la que residen-, a las 22 de anteayer. Su esposa y los tres hijos iban con la finalidad de cumplir con una promesa a la Virgen de Luján, por la recuperación de una grave enfermedad de uno de los niños fallecidos. Los otros dos son un mellizo de ese pequeño, de dos años, y una niña, de seis años.
Seguramente, nunca imaginó el final de sus tres hijos: Agustín, Alejandro y Soledad, muertos en el acto luego del tremendo impacto entre un colectivo de larga distancia de la empresa Almirante Brown y una camioneta Toyota Hilux.
"Adrián no tiene ganas de vivir, tuvimos que esconder todos los cuchillos y sus escopetas", aseguro a LA NACION un integrante de la familia Salto.
Agustín, uno de los mellizos fallecidos, había nacido con complicaciones en su salud, por lo que una tía de los chicos, que también viajaba en el ómnibus, había realizado una promesa a la Virgen de Luján, que iba a ser cumplida en el santuario bonaerense.
"Adrián no tiene ganas de vivir, tuvimos que esconder todos los cuchillos y sus escopetas", aseguro a LA NACION un integrante de la familia Salto.
Agustín, uno de los mellizos fallecidos, había nacido con complicaciones en su salud, por lo que una tía de los chicos, que también viajaba en el ómnibus, había realizado una promesa a la Virgen de Luján, que iba a ser cumplida en el santuario bonaerense.
1 comentario:
la verdad que me quede muy mal con esta historia ,dificil creer en dios asi, o si existe evidentemente no es un barba justo es mas un psicopata al mejor estilo K
Hay gente que muere y no merece y hay otros garcas que andan por ahi y no les pasa nada en fin
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