martes, 9 de diciembre de 2008

Ay Cris...Cris. Que boquita...

El 24 de septiembre pasado, refiriéndose a la economía argentina, Cristina Fernández de Kirchner afirmaba en Nueva York ante el Consejo de las Américas: “Todas las variables indican que podemos superar este momento que está pasando Estados Unidos. Creo que los primeros que tienen que tener un plan B son ustedes y Europa, porque nuestro plan A está funcionando". Vaya uno a saber si esta frase es por soberbia, ignorancia, mentira o tal vez todas al mismo tiempo. Lo cierto es que, en el transcurso de una semana, la Presidente tuvo que formular anuncios de todo tipo: blanqueo de capitales, programas para incorporar gente que trabaja en negro, créditos de de estímulo al consumo y la producción, entre otros. Mientras todo esto demuestra que el plan A no funcionó, el plan B anunciado (y que según ella no necesitábamos) carece de consistencia.
En su discurso de la semana pasada, Cristina tuvo que hacer un triple salto mortal para quitarse de encima la responsabilidad de la crisis interna y señalar al mundo como el culpable de la recesión y la crisis social que tiende a empeorar. Nuevamente, la soberbia, la ignorancia o simplemente la mentira deliberada pueden explicar semejante afirmación.

Los Kirchner expropiaron nuestros ahorros en las AFJP para, según ellos, defender nuestros ahorros. Resulta que ahora, van a usar $ 7.500 millones en plazos fijos para otorgar créditos subsidiados. Por definición, los créditos subsidiados son créditos a un costo menor que el que establece el mercado, por lo tanto, más que defender nuestros ahorros los van a destruir para intentar salvar su proyecto político hegemónico ante la crisis en que estamos y que tenderá a ser cada vez peor. ¿Soberbia, ignorancia o mentira?

El listado podría seguir con infinidad de ejemplos sobre lo que dicen y lo que hacen. Contradicciones permanentes. Deliberadas distorsiones de la realidad. Permanente búsqueda de enemigos imaginarios para quitarse de encima la responsabilidad de la sistemática destrucción que están haciendo de las instituciones y del país. Intentos por dividir a los argentinos que, gracias Dios, no han resultado. Hoy, a los argentinos los une el espanto ante tanta destrucción que consiguieron el efecto inverso al buscado por el matrimonio.

No hay comentarios: