Cuenta la tradición que un alumno se acercó a su maestro para contarle un secreto.
-¡Alto! -replicó el Maestro- ¿Lo que vas a contar, es necesario que lo cuentes?
- No -repuso el joven- Podría no contártelo y la vida seguiría igual.
- ¿Lo que vas a contarme es verdad?
- No lo sé, maestro.
- ¿Lo que vas a contarme haría sufrir a alguien?
- Sí, Maestro. Alguna persona podria sufrir.
- Entonces vas a contarme algo innecesario, que no sabes si es verdad y que hará desdichado a un ser humano. ¡Calla, muchacho, no me cuentes nada!
Y en lo sucesivo recuerda las tres preguntas que te he formulado.
-¡Alto! -replicó el Maestro- ¿Lo que vas a contar, es necesario que lo cuentes?
- No -repuso el joven- Podría no contártelo y la vida seguiría igual.
- ¿Lo que vas a contarme es verdad?
- No lo sé, maestro.
- ¿Lo que vas a contarme haría sufrir a alguien?
- Sí, Maestro. Alguna persona podria sufrir.
- Entonces vas a contarme algo innecesario, que no sabes si es verdad y que hará desdichado a un ser humano. ¡Calla, muchacho, no me cuentes nada!
Y en lo sucesivo recuerda las tres preguntas que te he formulado.
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