Al ser interpelados sobre una rebaja en las retenciones, el gabinete oficial en su conjunto y variantes, suele esgrimir su imposibilidad al considerar fundamental mantenerlas para sostener el Modelo de desarrollo Kirchnerista.
Por tanto, y solo para reducir la brecha de pobreza, se justifica la confiscación compulsiva de recursos que solidariamente deberían resignar aquellos que a ojos del gobierno recibieron beneficios extraordinarios durante un periodo dado.
No obstante, resulta llamativo que si dividimos el total recaudado por retenciones a la exportación entre la cantidad total de carenciados, Argentina debería ser un país con pobreza cero.
Según los últimos datos disponibles en el sitio del IndeK, un 17,8% de los habitantes están bajo la línea de pobreza (6.164.222 millones de personas). Si nos remitimos a la misma fuente, en diciembre del 2008, una persona necesitaba 317,10 pesos mensuales para tener su canasta de bienes y servicios cubierta.
Por tanto, considerando que ese mes la recaudación por retenciones ascendió a 2.228,3 millones (Fuente: AFIP), la misma hubiera alcanzado para repartir 361,4 pesos a cada uno de esos 6 millones de pobres. Y si consideráramos la canasta familiar, donde algunos costos son compartidos entre sus 4 miembros, lo recibido seria aun mayor.
Todavía más llamativo es el dato de septiembre de 2008, durante el cual la recaudación por tributos a la exportación fue de 4.125,0 millones de pesos. Es decir que dividiendo ese dinero entre todos los pobres, cada uno hubiera recibido 669,1 pesos. Como ese mes, la canasta costo 313,69 pesos, hubieran incluso recibido mas del doble de lo que según el Indec necesitaron para vivir.
¿Por que entonces, si durante 5 años se mantuvieron las retenciones, y ellas solas alcanzarían para regalarle la comida y los servicios básicos a todos los pobres del país, todavía existe tanta marginalidad y falta de distribución?.
miércoles, 18 de marzo de 2009
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