domingo, 29 de marzo de 2009

Si en esta crisis te sentias desgraciado, leete estas tres historias!!

Esta semana la prensa recogió algunos extraños casos de mala suerte.

El primero, y más reciente, le ocurrió a Sean Hodgson, un inglés de 58 años que, hace treinta, fue juzgado y encarcelado en Londres por el asesinato de una camarera. Pasó en la cárcel toda su juventud, masticando bronca. El año pasado nuevas pruebas de ADN demostraron que era inocente. Después de que la policía le pidiera disculpas, Sean Hodgson quedó en libertad el lunes 23 de marzo; había pasado, exactamente, veintisiete años y cuatro meses en prisión. Al salir de la cárcel, justo cuando cruzaba la calle por primera vez en décadas, un coche lo atropelló y lo hizo saltar por los aires. Ahora Sean Hodgson está internado en un hospital, y espera ser sometido a complicadas cirugías.

Una semana antes de aquello, en Oklahoma, un hombre llamado James Brewer (también de 58 años) estaba en su lecho de muerte a causa de un derrame. Antes de quedarse sin fuerzas, llamó a un amigo y le confesó un asesinato antiguo. "Quiero limpiar mi alma", le dijo, y le contó con gran detalle cómo, hace mucho, había matado a un vecino. "Desde entonces he ocultado el crimen, pero ahora me voy de este mundo y quiero irme sin culpas", explicó, y después ladeó la cabeza para morir en paz. Pero no murió. James Brewer se recuperó milagrosamente de su derrame cerebral y ahora se enfrenta a la pena de muerte por aquel asesinato no resuelto.

Una semana antes de aquello, en la ciudad israelí de Beit She´an, un joven judío de veinticuatro años se perdió haciendo senderismo por el monte. El día era claro y no creyó necesario pedir ayuda. Tomó un camino confuso y después giró a la derecha, sin saber que se adentraba en un campo de minas antipersonales. Pisó una, sintió una explosión en el pie y un dolor enorme. Se había fracturado la pierna. Llamó a emergencias con el celular y, media hora después, llegó un helicóptero a rescatarlo. Cuando ya estaba a salvo, a setenta metros de altura y a punto de ser subido al helicóptero, el arnés que lo transportaba cedió y el joven cayó al vacío. Murió a pocos metros del lugar donde se había quebrado.

Estas tres desgracias ocurrieron el 11, el 18 y el 23 de marzo de este año
© LA NACION

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