Un ginecólogo aguarda su última paciente que no llega.
Después de 45 minutos, suponiendo que no vendrá, resuelve tomarse un gin tonic para relajarse antes de volver a su casa.
Se instala confortablemente en un sillón, comienza a leer el diario cuando llaman a la puerta. Es su paciente, una rubia escultural de 30 años, que llega apurada y pide disculpas por el retraso:
- No tiene importancia, responde el medico. Estaba tomando un gin tonic, esperando para irme a casa, ¿quiere uno para relajarse?
- Sí, muchas gracias, responde la paciente, aliviada.
El médico le sirve una copa y se sienta frente a ella para conversar.
De repente, se escucha que alguien abre la puerta del consultorio.
El médico sobresaltado se levanta y dice:
- ¡Es mi esposa! Rápido, sáquese la ropa y abra las piernas!
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domingo, 16 de agosto de 2009
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